Remueve el suelo
blando a su alrededor. Introduce las manos hasta las muñecas
y saca las uñas sucias. Busca almendras.
- No hay más, Titus B. Créeme.
Tiene hambre.
Ha pasado
mucho tiempo sin comer y se ha hecho más blanco y más chico. De él parece que solo quedara barba.
Pero no hay
más. No encontrará más. Por mucho que revuelva con ansia la tierra. Por más que
la levante con los puños cerrados y luego los abra para dejarla caer hecha mil
puntitos marrón oscuro.
No hay más.
Solo pude encontrar aquellas doce.
Al final se
cansa de una búsqueda que ya le anuncié perdida.
La luna,
llena esta noche, ha terminado de hacerse dueña del cielo. El viento helado me
reseca la piel. Me hace llorar los ojos y sangrar los labios. Es el mismo
viento que se cuela en el bosque año tras año. Cuando allí afuera se
encienden más luces de la cuenta y hasta aquí llega el eco de mil voces
diciendo Navidad.
Alarga la
mano derecha y toma del suelo un palito. Se propone arrancar
letras a la tierra que se abre entre los dos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario