Gustave Doré, Idylls of the King |
Ahora veo de nuevo un universo
alrededor de Brocelianda que me rodea y me asfixia. Y me levanto y corro a
acurrucarme junto al pequeño Titus B. que es mi aliento en todo este mundo
grande y verde. El duende dormido que abre sus ojillos perezosos y busca con
ellos los míos y parece decirme:
- Mujercita, estás aquí. En el
bosque estás a salvo. En la tumba de Merlín los sueños y la magia están
condenados a vivir eternamente…
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