Empezaremos
a andar el camino por el mejor de los lugares de
entre todos los que se me ocurren: el principio. El principio de estos cientos de
hojas de papel con toda su
tinta impresa garabateada. El
principio cargado de siglos que
nos llevará muy atrás -tal vez hasta la mismísima Prehistoria-, muy lejos:
- Hasta la
antigua China
- La vieja India
- El Egipto faraónico
- Y el cansado Occidente medieval
Lejanos y desconocidos entre sí la mayoría de las veces y, sin embargo, compartiendo
unos principios (los de la
alquimia) que fueron sagrados y fueron los mismos, que nunca dejaron de ser
ni lo uno ni lo otro y que, gracias a ello, se erigieron en la base -limpios y
libres de la abultada sombra de la magia- de aquello que hoy la Historia
considera el precedente sine qua non de la Química moderna.
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