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Me llamo Lola y soy, igual que el protagonista de aquella novela de Rabih Alameddine, contadora de historias...

miércoles, 29 de enero de 2014

26. El sistema de escritura “Voynichés”


- El Manuscrito Voynich consta de 40.000 palabras formadas por entre 19 y 28 caracteres distintos

- Estas palabras se componen, en su mayoría, de 4 a 7 letras incomprensibles basadas -según la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la Universidad de Yale- en caracteres romanos minúsculos

- Suele tener entre 8 y 12 palabras por línea y de 10 a 40 líneas de escritura -carente de signos diacríticos o de puntuación y elegante, fluida y en cursiva (los expertos la definen como “cursiva humanista italiana”)- por página

- Casi todas sus páginas (excepto 33) aparecen ilustradas y en ninguna de ellas hay errores, tachaduras o correcciones: solo una enmienda

- En la primera página hay una firma casi ilegible que alguien se ocupó de borrar de manera intencionada

martes, 21 de enero de 2014

25. Volver a caminar...


El librito aletea, aletea de nuevo queriendo escapar de unos dedos –los míos- que lo aprisionan y le impiden volar.

Titus B. está despierto. Abrió los ojos al suave susurro de mis palabras, de todas las palabras que lleva el librito escritas en sus entrañas, pero no dijo nada. Se acomodó en su escondite de hojas secas muy grandes, demasiado grandes sobre su cuerpecillo, y volvió a cerrarlos, tranquilo de que no fueran las páginas del Libro Grande las que estuvieran recorriendo mis ojos. Pero las hojas del libro volante ya se han terminado. Levanto los brazos, muy alto, muy alto, todo lo que puedo por encima de mi cabeza, y contemplo de ese modo al anciano sol moribundo. Abro las manos. El pequeño libro estira las páginas. Las estira mucho, como si se desperezara, y echa a volar. Libre, libre al fin, vuela en busca de un lugar cualquiera, lejos de mí, en donde descansar. Yo cierro los ojos y aguardo. Aguardo a que el duende se levante y leamos o andemos o guardemos silencio. Que el bosque se recoge ya sobre sus ramas. Es hora de volver a caminar…

martes, 7 de enero de 2014

23. 8ª página: El hombre sin brazos


Al hombre sin brazos lo verás en la calle. En cualquier calle de cualquier gran ciudad. Yo lo vi en París la última vez que fui. Y me dio miedo. Porque el hombre sin brazos va medio desnudo y es enero. Porque sujeta un vaso de plástico con los dientes. Y lo mueve. Lo zocotrea haciendo sonar las cuatro monedas que lleva dentro. Como una esquila cansina. Lo zocotrea mientras gruñe. No habla. No sé si habla. Solo gruñe. Y se me acerca sin brazos, a mí, que me cruzo con él en esa calle. Y me da miedo su esquila de plástico y céntimos. Su boca grande hecha de gruñidos. Su cuerpo mutilado.

Y aprieto el paso.

No quiero sentir el frío de esos brazos que no existen. No quiero escuchar su voz ahogada por un vaso de limosnas.

Y huyo.

Lola García de Luna


     Este relato apareció publicado, por primera vez, el día 1 de octubre de 2013 en el número 9 de la Revista Literaria Monolito

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