- ¿Alguien le
arrancó varias páginas?
Una
luciérnaga vuela muy despacio alrededor de la nariz del duende. A veces se posa sobre ella, por delante de las lentes que tiñe
con su hermosa luz dorada. Le hará cosquillas. Tiene que estar
haciéndole muchas cosquillas y él ni se inmuta. Solo asiente,
asiente con unos ojos que no me miran porque están clavados en el Libro Grande...
- Pero, ¿quién, Titus B.? ¿Por qué?
¿Para qué?
En el
horizonte, la amenaza de un sol demasiado próximo hace que cierre el Libro y me
mire. Al fin, al fin me mira el viejo duende mientras dice:
- No lo sé, mujercita -sin despegar siquiera los labios...
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