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Me llamo Lola y soy, igual que el protagonista de aquella novela de Rabih Alameddine, contadora de historias...

martes, 29 de octubre de 2013

15. El pequeño libro volante

Fue un golpecito -muy suave, casi una caricia- en la punta de la nariz lo que me hizo abrir los ojos siendo de día. No estaba dormida, ni siquiera sentía el cansancio de tantos soles... Me incorporé y lo vi sobre mi regazo. Era muy chico, muy chico, y aleteaba como un pajarillo herido. Apenas sabía volar. Lo cogí y me lo acerqué a los ojos: era un libro volante bebé. Tenía muy pocas hojas y la mayoría estaban aún por escribir; tenía las tapas blanditas y unas páginas que había que pasar con cuidado para que no se deshicieran solo con el tacto.

Libro sin nombre, rezaba la portada. Luego un folio en blanco, y otro, y así hasta que fueron llegando las primeras letras, tan hermosas que… Las leí, las leí en voz alta para que tú me escucharas y Titus B., aunque malhumorado, se despertase. No lo hizo, pero tú si podrás oírme. Escucha...

martes, 22 de octubre de 2013

14. A este lado del universo

Hasta que el sol se muera de nuevo el duende dormirá y, con él, lo harán todos mis anhelos. Los secretos de Brocelianda están velados a cualquiera que venga de muy lejos y yo, yo no pertenezco al bosque. Brocelianda solo es mi refugio. Un refugio inmenso en el que casi nada de ahí afuera -de tu mundo- es capaz de penetrar.

De modo que, tumbada boca arriba sobre la húmeda hierba de otoño, cierro los ojos y trato de ordenar las ideas que se me han ido, con las noches y el desvelo, embarullando en la memoria.


Sus letras que no pueden leerse.

Sus páginas que se desdoblan. Sus páginas robadas.

Las mujeres desnudas que se bañan cualquiera sabe en qué pócimas y lo llenan todo de piel muy blanca y líquido fresco e invisible.

Las constelaciones desconocidas.

Las flores, las hojas, las plantas que nunca unos ojos vieron en la naturaleza…

¿Quién lo escribió?

¿En qué fecha están datadas esas 102 hojas? Ah, sí… ya recuerdo. El duende lo mencionó, mencionó algo como… el siglo XV.

¿Quién robó las hojas que le faltan? ¿Por qué lo hizo? ¿Cómo pudo este librito anciano escapar de la Beinecke y llegar hasta aquí?

A mi derecha, acurrucado como una bolita de algodón, Titus B. respira bajito. Tiene la cabeza apoyada sobre el Libro Grande y una hoja de higuera le cubre la cara para que no pueda ver el sol, ese sol recién nacido que calienta la vida a este lado del universo… 

martes, 15 de octubre de 2013

13. De las páginas que faltan

               -    ¿Alguien le arrancó varias páginas?

Una luciérnaga vuela muy despacio alrededor de la nariz del duende. A veces se posa sobre ella, por delante de las lentes que tiñe con su hermosa luz dorada. Le hará cosquillas. Tiene que estar haciéndole muchas cosquillas y él ni se inmuta. Solo asiente, asiente con unos ojos que no me miran porque están clavados en el Libro Grande...

               -    Pero, ¿quién, Titus B.? ¿Por qué? ¿Para qué?

En el horizonte, la amenaza de un sol demasiado próximo hace que cierre el Libro y me mire. Al fin, al fin me mira el viejo duende mientras dice:


No lo sémujercita -sin despegar siquiera los labios... 

martes, 8 de octubre de 2013

12. Un mes y muchas lunas...

Casi un mes y muchas lunas han pasado desde la última vez que nos encontraste aquí. Casi un mes y algunos silencios que, sin embargo, rompí en otros lugares… (https://www.facebook.com/LolaGdeLuna

https://www.facebook.com/LolaGdeLuna

Búscame, búscanos ahí -dice Titus B. que te escriba-, cuando no des con nosotros en el bosque.

Es tu casa :)
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