A dormir, pequeño.
No volveré
a alejarte del huequecillo ese que te habías hecho de camita. Si tú no tienes la culpa. No la
tienes, libro chico. La tengo
yo por aguardarte. Por
acercarme a ti. Por
leerte.
Y la tienen
ellos. Ellos
la tienen. Ellos los
hombres. Los que hacen que te escribas eso en las entrañas. Los que ensucian cuanto
tocan. Los que matan...
No hay comentarios:
Publicar un comentario