Siento
haber desaparecido. Siento que tal vez me buscases aquí y
no me vieras. Siento los días perdidos y la dichosa impotencia del qué voy a
hacer. Lo siento.
Una razón a
más vulgar y a más mundana me ha mantenido alejada del camino y todavía ahora
me hace temer que eso vuelva a suceder: que mi router se averió y no está del todo arreglado. Que
no, señor, que estoy enganchada por un cable a ese aparatito del diablo que no
parece querer dejarme más la libertad.
Entre
tanto, mientras pasaban y se fueron quedando atrás tantos días, el
duende estuvo malito.
Durmió
sobre el lecho de hojas secas que dispuse para él a la estrecha sombra del
letrero. Durmió y aún duerme, y se
acurruca bajo las finas páginas del Libro Grande hundido en esa fiebre tan
pegajosa y tan suya que está
hecha de tristeza.
Ojalá el jueves despierte...
Espero que encuentre su pocima.
ResponderEliminarEl router parece que ya dio con ella. Y el duende la encontrará, seguro :)
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